Solo en los
duros momentos se fragua la integridad de los actos .....“Las velas francas de la amistad
desplegadas, listas para enfrentar cualquier viento, cualquier tormenta. Así
zarpamos tú y yo, amigo, por las aguas turbulentas de la vida. Primero hubo
tiempos de soles y de estrellas, cada uno vació su tesoro en el otro, y así
supimos quiénes éramos. Pero luego la calma cedió y los vientos soplaron
fuertes y hubo que poner a prueba todo lo que alguna vez habíamos puesto en
palabras. La lucha fue cruenta e impiadosa. El barco giró y ambos caímos al
agua. Era difícil reconocernos en la noche entre las olas, la lluvia y los
truenos .A veces parecía que estábamos solos, pero luego nos veíamos, apenas a
lo lejos. Y un débil hilo de voz llegaba del uno al otro con palabra blancas
como palomas: "Resiste"
"Ya pasará" "Atravesaremos esto juntos" .Pero
la tormenta siguió y arrastró al barco hasta el fondo helado del océano, y
nosotros, exhaustos, solo pudimos aferrarnos a un pedazo de madera para
mantenernos a flote. Pero el pedazo era demasiado pequeño como para soportarnos
a los dos, así que nos miramos a los ojos en ese momento y supimos que había
llegado la hora de la verdad. El instante preciso en que la amistad se pone en
juego. Debajo de la lluvia, que aún caía, no hicieron falta palabras para saber
exactamente lo que debíamos hacer. Emprendimos nuestro regreso a casa juntos. El pequeño trozo de madera nos hizo
ver cuán grande era nuestra amistad. Turnados para flotar en la madera,
llegamos a la costa. Uno nadaba y el otro descansaba, después cambiábamos los
roles. Allí está encerrada toda la filosofía de la amistad: cuando uno está
caído su amigo lo levanta, y viceversa.”
® 2012 ©Cesar O Nada
No hay comentarios:
Publicar un comentario